domingo, 1 de julio de 2007

Miguel Jara: “Los lobbys son gobiernos en la sombra que conspiran en interés de las elites”


Tras publicar el libro “Traficantes de salud: Cómo nos venden medicamentos peligrosos y juegan con la enfermedad”, el escritor y periodista Miguel Jara vuelve a la carga, junto a Rafael Carrasco y Joaquín Vidal, con “Conspiraciones tóxicas: Cómo atentan contra nuestra salud y el medio ambiente los grupos empresariales”. En ambos trabajos desgrana las oscuras relaciones de poder que mantienen las grandes empresas y las estrategias de venta y control social que impulsan.

Rojo y Negro: En los dos libros que has publicado cuentas cómo hacen las grandes compañías para conseguir anteponer sus intereses a nuestra salud. Muy importante para ello es la práctica del lobbismo. ¿Qué es un lobby?

Miguel Jara: Un lobby es un grupo de presión que de manera perfectamente organizada intenta influir en los centros de poder político o legislativo para llevar a buen puerto los intereses de las empresas que les pagan. Los lobbistas son personas muy educadas y preparadas, con una imagen exquisita, que no sólo seducen a los políticos sino que presionan a los científicos, a los periodistas, a los funcionarios e incluso a las asociaciones ciudadanas. Sólo en el Parlamento Europeo hay 15.000 lobbistas. La actividad de los mismos significa de facto la subversión de la democracia, pues son verdaderos gobiernos en la sombra que nadie ha elegido y que conspiran en interés de la elite.

RyN: ¿Cómo han evolucionado hasta la actualidad?

M.J.: Lobby es el vestíbulo del Capitolio, del Congreso de Estados Unidos. El fenómeno nace allí. En éste apartado se reunían los delegados de las empresas y los senadores. Los primeros presionaban a los segundos para que hicieran leyes que les fueran favorables o no contrarias. Esta práctica, como casi todo, cruzó el charco y hoy es normal ver a estos profesionales de la seducción y de la compra de voluntades en los pasillos del Parlamento Europeo o en los ministerios españoles y de los demás países.

RyN: ¿Cómo actúan estos lobbys?

M.J.: En EE.UU., los laboratorios farmacéuticos financian las campañas de los dos principales candidatos electorales. Como demuestro en “Traficantes de salud”, éstos últimos, al llegar al poder, hacen leyes para favorecer a sus mentores. También cuento cómo el gobierno de EE.UU. actúa como representante comercial de sus laboratorios en las instituciones globalizadoras como la OMC, por ejemplo, impulsando el sistema de patentes de medicamentos.

RyN: ¿En qué ámbitos ejercen su presión?

M.J.: He trabajado a fondo, ya que le he dedicado el primer libro entero, a la industria farmacéutica y cómo nos venden medicamentos muy peligrosos que están matando cada año a centenares de miles de personas en todo el mundo. También he trabajado el lobby de las telecomunicaciones y cómo han impulsado una tecnología tan dañina para la salud como los teléfonos móviles, entre otras. El lobby nuclear y su resurrección con la excusa del cambio climático; el de las compañías españolas productoras de azulejos y cerámica, muy potente en Europa o el de la refinería petroquímica que quieren construir en Extremadura Ibarra y el primer empresario extremeño, Alfonso Gallardo. Mis compañeros  también han profundizado en el lobby de los constructores y especuladores inmobiliarios patrio, el de los alimentos transgénicos, el de los productos químicos tóxicos o los que trafican con el agua, los bosques, el aire y la naturaleza, en general.

RyN: Los ciudadanos rechazan los transgénicos, la energía nuclear y si fueran plenamente conscientes reaccionarían en contra de industrias que nos venden medicamentos peligrosos o enseres cotidianos fabricados con productos químicos nocivos. Pero los gobiernos españoles de la última década permiten su comercialización sin demasiadas trabas. ¿Por qué?

M.J.: Numerosas personas han trabajado para un gobierno y son fichados por  una industria de las citadas. Es el fenómeno denominado “puertas giratorias”. En muchos casos el ejecutivo de la multinacional se confunde con el político y viceversa. ¿Quién gobierna pues, el poder empresarial?

RyN: El resultado de las investigaciones científicas ¿depende de quien las encarga?

M.J.: Así es. La mayor parte de los estudios científicos en casi todos los campos, desde el farmacéutico hasta el de la telefonía móvil no son independientes, están financiados por las empresas con intereses en el sector. Palabra de dios, te alabamos señor.

RyN: Pero esto terminará minando la confianza del ciudadano en la ciencia, ¿no?

M.J.: No, de momento. Científicos y ecologistas están entre las personas más valoradas. Por eso las grandes compañías están absorbiendo al mundo científico y cada vez son más “verdes”.

RyN: ¿Cómo se puede luchar contra la acción de estos grupos de presión?

M.J.: En el último capítulo tanto de Traficantes de salud como de Conspiraciones tóxicas apuntamos algunas ideas que pueden resumirse en dos: información y organización ciudadana.

RyN: ¿Eres optimista respecto al futuro?

M.J.: En los últimos decenios hemos entrado en una época de Totalitarismo Global Corporativo. Hace más de seis años que comencé a trabajar los temas que me han llevado a escribir estos libros y lo que he aprendido es que el ser humano está inmerso en la que puede ser la época más oscura de su historia: la dictadura más extendida, porque abarca todo el planeta, y la más peligrosa porque no está dirigida por políticos sino por los responsables de las marcas que producen los bienes y servicios indispensables para nuestra supervivencia.
¿Optimista? Tanto como la ciudadanía, los trabajadores (pasamos la mayor parte de nuestro tiempo en el centro de trabajo), sea capaz de organizarse y de gestionar por sí misma la producción y el consumo de dichos bienes y servicios. Teniendo en cuenta valores no autoritarios -verdaderamente democráticos-, de reparto de la riqueza, y de ecología, de trabajar con la naturaleza y no contra ella, lo que se denomina sostenibilidad.

Texto: Roberto Blanco Tomás. Foto: Óscar Rivilla
Publicado en Rojo y Negro, nº 204. Julio-agosto 2007.